El Perú debe seguir creciendo. De otro modo no podemos seguir reduciendo la pobreza y la desigualdad.
La buena noticia es que nuestra democracia esá funcionando cada vez mejor debido a que nuestra población ha reducido ese colesterol de la democracia que es la pobreza, del 54% al 24% en los últimos quince años. Asimismo, hemos superado el analfabetismo económico de la gran mayoría de los políticos peruano y de la emergente clase media peruana. Hemos consolidado lo que nuestro Rolls Royce en el BCR, Julio Velarde, llama el consenso macro y la convicción de que solo una vigorosa economía de mercado, en un contexto de responsabilidad social y ambiental, es lo único que permitiendo al Perú candidatear a la OCDE y aspirar convertirnos en un país de primer mundo.
En sintomático y muy positivo que un libro como el de Aldo Mariátegui ("El octavo ensayo") haya sido el libro más vendido en la última feria del libro. Los personajes de Vargas Llosa ya no son el apocalíptico y depresivo Mayta de los ochenta, sino el exitoso empresario emergente Felicito Yanaqué de su última obra, "El héroe discreto", que clama por un Estado eficiente que provea seguridad y un entorno donde pueda mantener la ganado con trabajo honesto y decente.
Sabemos que también ese Estado tiene que tener un rol inteligente y técnico durante los ciclos económicos, un rol que es inevitable para atenuarlas tendencias recesivas y expansivas del ciclo. Como dice el economista español José Carlos Diez: "Familias y empresas pueden vivir períodos de euforia durante la fase de expansión de la actividad y períodos de pesimismo en la fase recesiva". Afortunadamente, en el Perú tenemos un BCR de lujo y un MEF que también es muy institucionalizado y competente; ambos han guardado pan para mayo, lo que nos permite aplicar políticas anticíclicas sin excesivas euforias keynesianas.
Lo que ha faltado es manejar mejor las expectativas. Las flatulencias estatistas y velasquistas de esta administración, aunque aisladas y sin efecto real, han sido lo suficientemente hediondas para dejar una estela que ha enervado el entusiasmo del sector privado. Buenos ministros como los emblemáticos Castilla, Segura, Saavedra, Von Hesse, Ghezzi, Pulgar-Vidal, entre otros, han tratado de perfumar el ambiente lo mejor que han podido.
A pesar de esto, quisiera hacer eco al mensaje de optimismo que nos dio Julio Velarde en un reciente foro de Confiep sobre institucionalidad, donde nos dijo con su segura y serena sabiduría que el Perú tiene un gran futuro si se mantiene el consenso macro y si se mejora la calidad y estructua del gasto público en educación, salud y seguridad.
También mencionó que en los países que crecen más que el promedio mundial, los empresarios privados formales son tratados con respeto. Cuarenta empresas en el Perú representan 40% de la recaudación fiscal. Del mismo modo que se se construyó el consenso macro y de la economía de mercado, hay que construir el consenso de la fromalización de la economía.
Pongamos en agenda el tema de la informalidad de manera seria. De otro modo no mejoraremos en los rannkings de competitividad y no construiremos cuidadanía. Necesitamos un schok de formalidad para seguir construyendo la imagen de un Perú serio, predecible y donde el Estado de derecho alcance a todos.
CONSIDERACIÓN
En los países que crecen más que el premodio mundial, los empresarios privados formales son tratados con respeto.
ACUERDO
Al igual que se contruyó el consenso macro y de la economía de mercado, hay que cpnstruit el consenso de la formalización.